Cuando la temporada de Día de Muertos se acerca, panaderias se preparan para la prepración de uno de los panes más representativos de la temporada, El Pan de Muertos

El 2 de noviembre es marcado como el Día de Muertos y celebrado en la mayor parte de México, además de algunos países donde se han expandido nuestras tradiciones. Esta fecha es una celebración familiar dedicada a los seres queridos que han dejado de existir físicamente y que se a la época prehispánica.

Parte central de la tradición es montar una ofrenda con comida, incluido el pan de muerto; es un tipo de bizcocho dulce, cuya forma varea dependiendo de cada región, aunque la más común es la de los huesos, pan redondo que tiene en la parte superior ‘huesitos’, que son una preparación más dura de la misma masa. Se adiciona un poco más de harina y se hace con los dedos de esa forma de ‘huesito’. Y la bolita de la parte de arriba representa un ‘cráneo’.

Al pasar del tiempo se ha notado la influencia de la repostería europea en el pan de muerto. En los antiguos compendios de comida se escribieron las recetas para hacer el pan tradicional en donde se puede leer que se elaboraba una ‘masa básica’ que era aromatizada con diferentes ingredientes como el anís, el agua de azahar y en ocasiones se le agregaba jugo o ralladura de naranja para darle un sabor característico.
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La receta del pan de muerto más conocido en Ciudad de México y la región circundante recién apareció a mediados del siglo XX, en el recetario Repostería Selecta de Josefina Velázquez de León. Se trata de un bizcocho de forma redonda adornado con dos «huesos» cruzados y un «cráneo» en el centro. Suele ser espolvoreado generosamente con azúcar.

Pero en otras regiones del país adopta diferentes formas: puede ser una rosca, un triángulo, una cruz, un muñeco, unos huesos trenzados, animales como conejos o borregos, entre otros.
